Revista

Los ganadores de la convocatoria de narraciones cortas por el Día de la Tierra y Día del Idioma son Rodrigo Quipuscoa de 5to. de Secundaria, además de Renzo Aguayo y Antonio Ontón de 2do. de Secundaria. ¡Felicitaciones a ellos!

 

Jaimito y los Árboles

¿Saben cómo Jaimito cuida la Tierra? Pues les contaré. Él era un niño muy pequeño que le gustaba realizar recorridos en el parque, para respirar aire puro y desestresarse después de un largo día en el colegio. Un día muy soleado, cuando Jaimito descansaba en una banca después de pasear como de costumbre, se dio con la sorpresa de que estaban arrancando de raíz a varios árboles del parque en el que se encontraba.

 

El ver esa situación, se sintió muy mal, ya que él aprecia mucho la naturaleza. Quería hacer algo para evitar el maltrato a los árboles, pero no sabía qué. En ese momento, lo primero que se le vino a la mente fue correr hacia el árbol más grande, al más bonito y abrazarlo. Objetivo que cumplió y que evitó que los trabajadores municipales cumplieran su cometido.

 

Ellos, muy molestos le dijeron que se moviera del lugar o llamarían a la policía. “Estás interfiriendo con nuestro trabajo” "Aquí se va a construir un edificio" le dijeron muy molestos.  Pero nuestro amigo también estaba enojado y respondió con un contundente ¡NO! Los trabajadores, no hicieron nada al respecto y le dijeron que volverían mañana.

 

Al día siguiente los trabajadores regresaron y le pidieron a Jaimito que baje del árbol, pero él les gritó que por nada del mundo se movería y que lo mejor sería que busquen otro lugar para hacer sus trabajos. Los empleados municipales, al ver que era imposible mover al niño, se retiraron y  no volvieron más.  

 

Poco tiempo después, Jaimito, muy feliz por salvar a sus "amigos" del parque, decidió iniciar una campaña para evitar el maltrato a los árboles. Desde ese día, muchas personas se unen a él en su propósito. Pues, ahora ya saben, es así como  Jaimito cuida la Tierra.

Rodrigo Quipuscoa.

 

La Manzana

Todo comienza cuando yo, una manzana común y corriente, descansaba tranquilamente en el mostrador de una tienda de frutas, hasta que un día vino un cliente que me compró, me comió y lo único que dejó de mí fue una semilla.

 

Al poco tiempo mi dueño (el mismo que me comió) me plantó en un jardín, me regó y poco a poco crecí. Durante mi estancia en el jardín, pude ver como las personas contaminaban todas las áreas verdes a la vista, botando bolsas de papitas, chicles, vasos, botellas de cervezas, etc. Me dolió mucho ver como las otras manzanas morían debido  a la contaminación, mientras que yo, gracias a los cuidados de mi dueño, seguía creciendo.

 

Días después, el alcalde de la ciudad puso un afiche en una pared que se encontraba cerca de mí y que decía “Celebremos el Día de la Tierra y limpiemos las áreas verdes”. A partir de ese momento, las personas vinieran a limpiar y a regarnos, hasta trajeron unas bonitas petunias a mi costado, las cuales me acompañan hasta ahora.

 

Ahora soy una un viejo árbol manzano y veo cada vez a más personas cuidando las áreas verdes del parque donde vivo. Por eso yo, en recompensa, les dejo caer una manzana de vez en cuando para que se alimenten. Bueno, espero vivir mucho años más para poder apreciar la naturaleza y a las manzanas bebés recién plantadas.

 

Renzo Aguayo.

 

La Ballena

Hola, soy un niño con sobrepeso, me encanta la comida chatarra, no me gusta caminar y ando en un auto viejo que tiene el motor malogrado y que bota demasiado humo. La verdad, me considero una persona muy desordenada, sucia y cochina, pues no tengo nada en orden. 

 

¿Saben? Siempre supe que en algún momento pagaría por mis malas costumbres, pero nunca me imaginé que lo haría de esta manera. Un día, estaba en mi casa tranquilo, comiendo, tirando la basura a mi alrededor, cuando escuché aves en mi ventana, el viento soplaba fuerte afuera, las maderas de la casa crujían y me asusté. De repente recibí un golpe de algo o alguien, no lo sé, y quedé inconsciente.

 

Al poco rato, desperté,  pero sentía que no era yo, ya que estaba en el mar y convertido en una ¡Ballena! Con mi nueva apariencia, observé desde el fondo del mar como la gente contaminaba el océano, como tiraba basura, como arrojaba petróleo y como, por eso, se morían las tortugas y las otras criaturas del mar.

 

De repente, cuando me hundía en la más profunda tristeza, aparecí nuevamente en mi cama, sin sobrepeso, sin ganas de comer comida chatarra y con mucha energía para caminar. Ese día, compré una aspiradora y limpié toda mi casa. Ahora cocino y como alimentos sanos,  lo que veo tirado, lo recojo y lo boto a la basura, sea mío o no. Desde entonces cambié totalmente y ahora soy feliz, ya que con mi nueva actitud ayudo a cuidar el planeta.

Antonio Ontón.